De cara a la pared.


Me encuentro como un niño castigado de cara a la pared.
Con ese pellizco en el estómago que apenas respirar deja,
temiendo una reprimenda del severo colegiado que aquí me tiene sometido.

Mis compañeros se burlan de mi.

Nadie sabe a que se debe este aislamiento, ni yo mismo encuentro una razón coherente.

¿Utilizará su regla de madera contra el dorso de mis manos?
¿Cargará mis pequeños brazos de libros pesados para que mis músculos se entumezcan y así reciba mi merecido escarmiento?
¿O serán las temidas ‘orejas de burro’ colocadas sobre mi cabeza de infante perdido?

No me atrevo a mirar a su cara,
me asusta el gesto que puedan contener sus ojos,
temo preguntar qué hice..

¿Le insulté con mi falta de conocimientos?
¿Insistí en exceso por no comprender la lección que impartía?

Continúo de cara a la pared,
aguanto la respiración para que no se escape el sonido de dolor y vergüenza de mi boca.

Seguiré apretando con fuerza mis `párpados, para no ver como mis lágrimas calan mis finos calcetines de hilo.

Seguirá lloviendo sobre mis raídos zapatos de ante.

HAMBRE


Llueve y hace frío no solo en la calle,
también en el seno del raciocinio humano
(allí donde nace el pensamiento).

Vivimos tiempos difíciles,
enfermedades extrañas bajo investigación que se llevan vidas cada día, dolor, muerte, desempleo, desahucios…hambre.

Hambre de alimento físico
de alimento cultural,
de alimento educacional,
hambre de alimento emocional,
hambre de alimento sensorial,
de valores éticos…

Hambre de conocimientos.

El hambre física que crea deterioro visible y anímico es terrible, pero detectable.
Por eso no quiero hablar de ella,
ya es protagonista en cada telediario, periódico…NO.

(no porque no me afecte o ignore que es algo que esta ocurriendo)

Me asusta el resto de inanición porque parece que nadie es consciente de ello, y los pocos que percibimos que esta pasando agotamos nuestras vías de comunicación intentando crear bases para que al menos, un poquito del ‘’pan del conocimiento’’ sea aceptado, aunque sea tan solo por algunos.

Y cómo hiere escuchar ‘’quita vieja’’, en vez de un ‘’disculpe señora tengo prisa’’.
O un ruido de murmullo y conversación desinhibida cuando alguien recita para el resto, o acaricia un instrumento…
Y dónde se queda la empatía, el ‘’no enjuiciamiento’’…

¿¿DONDE??

Señores, intentemos crear consciencia.

Si no lo hacemos, no serán solo las nuevas juventudes las que serán unas incultas insensibles faltas de humanidad,
seremos nosotros los que RETROEVOLUCIONAREMOS, nos perderemos en una marea de  ignorancia y…
Lo siento, aun tengo fe en la especie humana,
pero si pienso con objetividad y aun a riesgo de enjuiciar sin gustarme el hacerlo, digo y mantengo
ESTAMOS MATANDO NUESTRA HUMANIDAD (y hablo de la cualidad humana de captar conocimientos y aplicarlos a favor de nuestro prójimo).

LUCHEMOS POR LA CULTURA,  EL ARTE, POR SEGUIR SIENDO HUMANOS,  SEÑORES.

Marlem Cantón.