Me haces falta


Alzar la vista
y que mis pupilas no te reflejen.

Cerrar los ojos
y que mi olfato no perciba tu aroma.

Separar mis dedos por el aire
sin ser los tuyos los que presionen con esa temperatura tibia añorada.

Que todo tipo de ruido perfore mis tímpanos
sin que tu voz rompa esta tediosa tortura con alguna dulzura furtiva.

¿Cómo lidiar con esta necesidad?

Quizás garabatearte a golpes de agujas en mi piel
consuele tus ausencias.

Tal vez, mirarte en mi
provoque más desconsuelo.

¿El sudor me cubrirá si imagino tu llama ardiente alojándose en tus sonrisas?

¿Podré secar mi piel si emulo el aliento que mi cuello acoge cuando abrazas mi espalda desnuda?

¿Salivará mi boca por tu sal si son mis labios y no los tuyos los que muerdo?

¿En qué hora o momento del día acordamos que esto no tendría fin?

Definitivamente…. me haces falta.


(Dedicado a Rafael Naharro y Merche Pessini)

Hoy es el día


Hoy, es el día en que retomo mi escritura.
Quizás este HOY desaparezca tal como ha llegado
Y será lo más probable, porque durante un largo tiempo deseé y no pude
Y ahora que puedo, mis ganas han mermado en exceso.

No he perdido esas ganas ya mencionadas, pero las musas, duendes y demás seres que me acompañaban han sido crueles conmigo, cebándose en malos momentos en los que tan solo la memoria podría guardar sus esquivas apariciones.

Mi vuelta a una pantalla brillante (que tan solo en apariencia viva por las letras que obligo a aparecer por mis incesantes golpes rudos y quizás faltos de consuelo), ha sido debida a un libro de tantos que releo en ciertos momentos anímicos de mi vida
‘’Memorias de mis putas tristes’’ de Gabriel García Márquez.

Cuanto más retomo ciertos pasajes, más analizo cada año vivido, cada experiencia pasada, cada dolor incipiente que se niega a desaparecer, algunas ‘benditas’ sonrisas que están igualmente grabadas, insomnios, ‘cabreos’ injustificados, disculpas que no debieron ser dadas, rencor, pasiones, amor..

Un todo de cualquiera de vuestras vidas incluida ( y en este caso especificada) la mía.

La vida del que nos relata sus experiencias en el libro antes mencionado, ni punto de comparación tiene con la mía propia pero, te hace pensar y excavar en un qué será de mi vejez, que perdí de mi juventud, que haré con mi madurez.

Yo también me miro al espejo y encuentro esa piel derretida llamada comúnmente ‘arruga’ que va apareciendo en determinados lugares de mi rostro, y mis parpados van haciéndose muyy lentamente pesados, y tiro de mi piel buscando a esa despreocupada quinceañera que tan solo estudiar era su única inquietud junto con encontrar la aceptación de sus demás compañeros.

Bonita infancia, difícil pubertad (como tantas)..  evito comentar detalles escabrosos que para mis fieles e íntimos me reservo, luchas perdidas por el deseo de una educación diferente a la establecida por el modelo paterno, amistades que no eran tales…

En qué se diferencia de la edad adulta en realidad?
Trabajos que tuvieron que ser rechazados, inquietudes que se quedaron rondando nuestro pecho como un pellizquito doloroso y cosquilleante.
Traiciones más duras, o quizás igual de estúpidas e insustanciales, pero que por ser frescas en la memoria ‘joden’ mas el día a día.
Metas por cumplir, sueños que dejan de serlo cuando palpas y tocas lo que no esperabas fuese real..

Qué será de mi vejez?
Creo que me miraré al espejo, a este que guardo como recuerdo de que un día fue mi mas fiero censor, y estiraré mi piel buscando a la que ahora soy, una treinteña (se que está mal escrito, pero me gusta esa definición), y recordaré estos males que ya no lo serán, y serán las sonrisas de ahora las que formarán también parte de esos recuerdos, y el dolor y el terror será una mofa desde mi espejo que me dirá ‘’mira por lo que te preocupabas, hay viejita que tonta has sido’’ veré la solución a todo esto que ahora no veo, mis sueños serán otros, mis metas, mis retos…

Ni que decir me queda, seguiré aquí queridos míos

HASTA QUE SEAMOS VIEJITOS.